domingo, 19 de julio de 2009

El porcentaje vacío

El vacío como punto de partida, como metáfora de la incertidumbre. La confrontación entre éste y un espacio fuertemente cargado de cromatismo… Marcelo Medina es un artista en constante búsqueda de nuevas formas de contar.

Su primera muestra individual la realizó a los 18. Once años después, ha recorrido museos y galerías internacionales con su obra, y más recientemente, presentó su última exposición en el Centro Cultural del Cabildo: “El porcentaje vacío”.

En las piezas que integran la serie, el artista adjudica al vacío un significado distinto, no de clausura, sino que lo entiende como un punto de partida para contar otra cosa. En cada una de ellas, existe un elemento subyacente, justamente, a causa del vacío. Son pinturas que –aparentemente- no están terminadas, y al no estarlo, no está dicha la última palabra. Ésta, la deja a cargo del espectador.

En esta nueva serie de pinturas encontramos dos momentos: uno, que sería el anecdótico o instante de los personajes, de las tristezas, despedidas y esperanzas, y otro técnico, puramente pictórico. En este punto, intenta establecer una confrontación entre el espacio vacío y la fuerte información visual de los espacios llenos.

Jugar con el lenguaje pictórico es algo que le agrada de sobremanera, y en esta oportunidad, introduce el elemento del borde del cuadro. Entonces, al ser exhibido, el margen de la pintura asume un papel protagónico; es un elemento definitorio que de alguna manera marca un límite (pero que no es un cierre ).

Marcelo confiesa que un creador que evoca es Goya, de cuyas obras destaca la dualidad; es decir, el poder encontrar, más allá del hecho histórico, cuestiones que pasan por el mismo planteamiento pictórico.

Su preocupación por la condición humana es una constante y en estos trabajos, el vacío es una metáfora de la incertidumbre a la que está sometida el hombre contemporáneo en un mundo cada vez más materialista.
(Publicado en la edición de Julio 2008 de la Revista VOS)
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Una voz de libertad

El domingo es muy esperado en el Buen Pastor. Porque ese día, las reclusas se apropian del micrófono para contar sus historias en el ciclo de radioteatro “Casos y cosas de la vida”, transmitido hasta recientemente por Radio Viva.

Ramona y Esperanza son dos reclusas amigas que no tienen a nadie más. Esperanza está embarazada y a Ramona, su hija y su esposo la abandonaron cuando ella entró a la cárcel. El día en que Ramona salió en libertad, Esperanza moría durante el parto. Pero el destino le tenía preparada una nueva oportunidad a Ramona, pues es ella quien se queda encargada de criar a la hija de su querida amiga.

Suena como el argumento de una telenovela, pero en realidad, ésta es la historia de “Olor a lluvia”, uno de los capítulos que integra “Casos y cosas de la vida”, proyecto de radioteatro a cargo de El Estudio, el Centro Cultural de España Juan de Salazar y Radio Viva.

La diferencia con la novela de la tarde es que tanto ésta, como las demás historias, no son ficticias, sino que parten de situaciones vividas por las mujeres que se encuentran recluidas en el Buen Pastor, y que son contadas por ellas mismas.

El fin de este proyecto, en palabras del director del emprendimiento, Agustín Núñez, es humanizar la visión que se tiene de las personas que se encuentran privadas de su libertad, y brindarles herramientas que faciliten su reinserción a la sociedad. Todas las historias, si bien crudas por los reales, además de denunciar buscan mostrar el lado positivo, donde entran los sentimientos, de la terrible experiencia que significa estar presa.

La grabación del programa es sólo parte de las actividades de la jornada dominical, que empieza con un poco de baile, ejercicios de improvisación y hasta un poco de expresión corporal, para luego formar dinámicas donde las mujeres cuentan situaciones vividas, que más tarde serán dramatizadas, y para finalizar, cada una cuenta algo bueno que le haya sucedido esa semana. Mientras tanto, un grupo va a la pequeña cabina de radio que se encuentra en la prisión para grabar un capítulo. “Buscamos que la cárcel les sirva para recuperar las expresiones artísticas”, nos dice Agustín.

Pero el trabajo no termina ahí. Los miércoles a la noche, Elsy Vera, Pilar Ortiz, Diego Mongelós, Ada Estigarribia, Ana Ivanova Villagra, Alicia Arce, Juan Rolón, Claudia Scavone y Alfredo Lezcano, se reúnen para compartir la radioteatralización de las historias escuchadas y ultimar detalles de las grabaciones pasadas. Para ellos, esta experiencia significó un ida y vuelta de aprendizajes.

Por otra parte,”las chicas”, como las llama el grupo, les agradecen, no sólo la posibilidad de ser escuchadas desde afuera, sino sobre todo, la oportunidad de oírse a ellas mismas, e identificarse como compañeras. “Las chicas de teatro somos un grupo acá adentro, y cuando hay alguna presentación, siempre nos llaman a nosotras… Esta experiencia nos hizo más unidas”, comenta una de ellas. A lo que agrega que una de sus luchas es que los hombres también puedan acceder a un canal de expresión parecido.

Este proyecto de radioteatro forma parte de otro mucho más grande, que se inició hace un par de años con un taller de dramaturgia en el que se trabajó con gente de la noche (travestis, prostitutas y taxi boys), y culminó con la presentación de la obra “Brillo de luna”. Luego, se realizó otro taller similar, pero con gente trabajadora de la calle. Y el año pasado, trasladaron la iniciativa al Buen Pastor. En una primera parte, presentaron la obra “Ilusiones” en el predio del reclusorio, buscando “dar voz a los que no la tienen”. Pero luego, este equipo se planteó cómo podía hacer salir el mensaje y llegó a ésto que les contamos hoy, que fue transmitido por más de 60 emisoras comunitarias de todo el país.

El proyecto de radioteatro ha finalizado, pero las voces quedan y siguen esperando por más emprendimientos de este tipo. Por su parte, este grupo de jóvenes teatristas seguirá trabajando por una sociedad más justa y equitativa, en esta ocasión, llevando teatro a la Chacarita. Un ejemplo para imitar, y definitivamente, un proyecto a apoyar.

(Artículo publicado en la edición de Julio 2008 de la Revista VOS, y como prólogo del libro "Casos y cosas de la vida")
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miércoles, 15 de julio de 2009

La Secreta, sin secretos


Llego al apartamento de Mike Cardozo, y me recibe con el buen humor que la caracteriza su mujer Clara Franco (humorista), quien me hace pasar al estudio de grabación y me pide disculpas por el desorden. Después de un rato, aparece Mike con su hijo, Eligio, y me explica que el bebé nos va acompañar durante la entrevista porque su mamá (Clara) tiene que salir a hacer unas compras. En eso llega Sergio “Banana” Pereira, quien se sienta, toma la guitarra, toca algunas notas y empieza a discutir con Mike; pero una discusión que deja entrever la química que hay en esta dupla.

¿Siempre discuten así?
Mike: No discutimos, al contrario, celebramos las diferencias. Personalmente creo que con actitud positiva uno encuentra el lado ideal donde las diferencias se manifiestan a favor del equipo.
Banana: Pero somos opuestos en todo.

¿Esa diversidad influye en la gran variedad de ritmos que se escucha en sus temas?
M: Sí, hay muchos ritmos. Aunque Banana y yo comenzamos el grupo, supimos rodearnos de músicos excelentes. Hay dos personas que contribuyeron estilísticamente: Ariel Burgos, el primer bajista de la banda, y Alejo Jiménez. Ariel es jazzista…
B: Pero tira mucho al folklore. Estudió mucho jazz pero sus raíces son folklóricas y se nota cuando toca.
M: Antes de pasar al contrabajo clásico –de música clásica-, él había recorrido todo un camino de rock y jazz. Por el otro lado Alejo Jiménez se dedicó al flamenco, que no es común entre los músicos modernos, pero aparte, se tomó el tiempo de estudiar los ritmos sudamericanos. Banana es rockero, tiene un registro de voz rockero. Así, una amalgama de cosas que con orden y paciencia hicimos que parezca algo, que a la vez no se parezca a nada y se parezca a todo.

¿Y las influencias de músicos internacionales?
M.: Uno como músico siempre está robando. Yo soy un ladrón profesional, porque no dejo huellas donde entro. Charly García, Luis Alberto del Paraná, Fito Paéz… las influencias entran de todas partes, se mezclan en una olla y salen comoLa Secreta. Lo importante es que nos ocupamos de juntarnos con buenos músicos. Pero estamos abiertos, yo quiero experimentar. Nuestro estilo no está todavía definido, nuestro sonido no es el ideal, y en caso de que lo encontremos…
B.: Vamos a cambiar otra vez.

¿Cómo empieza La Secreta?
B.: Mike me llamó y dijo ‘vení vamos a cantar unas polcas… hay mucha m... en el medio’. No esperábamos que iba a llegar a tanta gente, aunque apuntábamos a un público bien diversificado. Pero bueno, Salió bien. Sacamos ‘Gratis Es Más Rico’, el primer disco, que grabamos en el estudio de Mike y, humildemente, salió mucho más picho que un material grabado en otro estudio. Fue algo alucinante y le gustó a la gente porque se notaba que había ganas de hacer algo.

Comparando, ¿qué tal fue la experiencia con ‘Alma de Cuero’?
B: Eso fue en el 2005. Fuimos con Willy Szucher y laburamos en este material que fue muy diferente del primero. Salió, pero no como queríamos. Claro, eso la gente no sabe. Ahora queremos grabar el tercero…

¿Ya tiene nombre?
B.: ‘Valle’ y, si Dios quiere, va a salir en los primeros meses del año que viene.
M.: Este siguiente disco vamos a volver a grabarlo nosotros nomás. No queremos que haya ningún intermediario entre la música que hacemos y la gente… Por eso vamos a volver a recurrir a la técnica under que usamos en nuestro primer disco, que fue regalar. A nosotros no nos importa que para el mercado –sagrado para estas sociedades- el disco valga diez dólares, si para nosotros vale un dólar es un dólar y nadie nos va a atajar. Esa es la independencia que hoy se puede lograr con la tecnología. Esa experiencia de autodifusión nos resultó mucho más satisfactoria que entrar en el mercado, léase lo que yo estoy haciendo ahora como trabajador de los medios.

¿Para ustedes lo más importante es sentirse bien?
M: Lo interesante para alguien que quiere ser “artista” es hacerlo. Hacerlo bien, que llegue a la gente y que signifique algo… trascendente.
B: Pero es cierto, porque al fin y al cabo para ser artista tenés que hacer arte, es un trabajo digno que dejás para la gente, es un legado.
M: Hoy día nadie quiere tener el compromiso de pensar ni de asumir responsabilidades. Vos salís a la calle y ves el precio que se paga por eso. El paraguayo se está cag… a sí mismo. Eso sólo con educación se puede revertir porque… yo lo digo (risas).
B: Ese es un mal que viene de hace muchísimo, sólo que ahora va empeorando. Hay mucha gente que trabaja bien, pero no son masivos. Nosotros tuvimos la suerte de ser masivos.

¿A qué se debe ese éxito?
M: Gracias a un equilibrio. El éxito que hizo que muchísima gente nos conozca es el tema “Jodete’, que si bien es un tema con una intención altruista, se vale de muchísimas malas palabras. Literalmente, es una puteada para plantear la idea de que al final de cuentas cuando te morís no tenés nada más que lo que diste como persona. Las palabras más allá de su contexto altruista fueron bien recibidas porque esta es una sociedad adicta a la violencia y al sexo, por la guasada, más allá de todo el contenido. Hay una rabia que se vale de las groserías y las malas palabras para expresarse. Pero para nosotros esa canción fue un momento nomás. El camino por el que llegamos a la gente fue el peor de los caminos.
B: Pero también está la otra parte, que son las canciones poéticas como ‘Soldado (del divague)’, que le gustan a otros sector aunque minoritario.

¿Qué buscan ustedes con su trabajo?
M: Chick Corea decía “cuando hacés una música tenés que saber a quién te estás dirigiendo”. En mi caso, yo quería escribir música para la gente a la que le gusta leer, le gusta pensar pero que a la vez sean temas accesibles, jocosos.

En este estudio hay un montón de libros, ¿qué les gusta leer?
M: Me gusta mucho la historia paraguaya y ahora ando leyendo mucho de cine: Chaplin, Woody Allen, y la historia del jazz. Pero hay de todo, yo leo de todo: me encanta Carl Sagan; Foucault; hay una biografía de Mozart; ‘El Padrino’ de Mario Puzzo leí veinte veces, y ‘Cien Años de Soledad’, que este año recién leí, no pude creer, con este libro me desconecté de la realidad como pocas veces este año.
B: A mí me gusta leer los caminos de la vida nomás, a mí no me gusta leer nada. Me parece una pérdida de tiempo, me parece que el día a día que uno pasa es más productivo. Está bien, todo el mundo puede leer, es bueno, pero yo no puedo, no me gusta.
M: Banana no es de mucho leer, entonces trata de justificarse diciendo que leer no pega. Para él no pega pero leer es muy recomendable, para todas las edades
B: Es un ejercicio, pero a mí no me gusta leer, honestamente.

¿Cómo ven la situación para los músicos en el país?
M: La cosa está difícil a nivel música. Yo creo que ocupamos un lugar privilegiado porque no hacemos música para tontos y, sin embargo, podemos trabajar. Ese es un equilibrio muy arriesgado y muy difícil que tiende a dificultarse.

Una visión bastante pesimista…
B: Es un momento difícil, los perros estamos tensionados, nos despertamos bajoneados porque vemos lo que pasa, lo que hacemos y lo que la gente prefiere y consume, y te da rabia y te bajonea, pero a la vez te pone las pilas y sirve para que reaccionemos. Yo soy optimista,, yo creo que el momento va a llegar, hay que seguir laburando.
M: Yo soy bastante pesimista pero creo en el trabajo. Creo que si algo nos va a liberar va a ser nuestro trabajo. Sentarme a plaguearme o a llorar no va a solucionar nada, la forma de solucionar es trabajando.

¿La clave es el trabajo antes que el talento?
M: Acá hay mucha gente que no tiene mucho talento pero que logró cosas importantes. La disciplina está sobre todo. Hay un estigma de que el artista talentoso es un loco, irresponsable, desgreñado; tipo Dalí, tipo Mozart, tipo Charly Parker… pero eso es una gran mentira. Tanto Charly Parker, como Dalí y Mozart trabajaron muchísimo. Para ser un buen músico, artista, hay mucha soledad, mucha disciplina, mucho trabajo y mucho análisis de lo que los demás hicieron antes que vos.

¿Qué aportó La Secreta al rock nacional?
B: La Secreta es un grito nuevo de la cultura regional, no quiero decir paraguaya, porque no hay fronteras, en la música que hacemos hay influencia argentina con la chacarera, está la bossa nova de la parte brasilera, está la salsa de Cuba… Eso hace que se cree un lenguaje nuevo: diferentes estilos, diferentes gustos musicales en uno. ¿Quién dice que el día de mañana, dentro de treinta años, no haya un personaje en otro lado que diga: ‘Lo que hizo La Secretaen Paraguay’, así como nosotros decimos ‘Lo que hizo (Tom) Jobin’? Creemos que lo que nosotros hacemos tiene ese ímpetu, esas ganas y ese talento.

(Entrevista realizada en setiembre de 2007)
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